CONSTRUIR UNA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN Y ASILO COMÚN ¿MISIÓN IMPOSIBLE?
Han transcurrido más de veinte años desde que en el Consejo Europeo de Tampere de 1999 se pusiera en marcha el proyecto de construcción de una política de inmigración y asilo común. El principal objetivo era formular una política pública que fuera equilibrada y que permitiera la gestión de la inmigración legal, así como controlar los flujos migratorios irregulares a partes iguales. Además, todo ello estaría regido por el principio de solidaridad y la equidad en el reparto de la carga entre los Estados Miembros (EEMM). Los ejes sobre los que esta política debía construirse eran 1) la necesidad de un enfoque global en la cooperación con los países de origen y tránsito; 2) el desarrollo de un sistema europeo común de asilo; 3) la importancia de garantizar un trato justo a los nacionales de terceros países residentes en la UE; y 4) la gestión eficaz de los flujos migratorios.
Aunque estas fueron las bases iniciales sobre las que se comenzó a construir, la evolución que ha seguido la política migratoria europea muestra asimetrías en la profundización entre los distintos pilares. Parte del contenido incorporado en Tampere ha quedado diluido en un magma de reproches y tensiones entre los gobiernos que ha impedido el avance en la dirección que marcaba la hoja de ruta original. La identificación de la migración como un fenómeno que constituía una amenaza para la sociedad de acogida ha marcado tanto el marco discursivo como la política europea. De este modo, la política migratoria ha pasado a engrosar el bloque de asuntos vinculados con la seguridad dejando de lado otras cuestiones imprescindibles para que, efectivamente, sea posible la construcción de una verdadera política de inmigración y asilo.
Especificaciones
- Número: 6
- Año: 2022
- DOI: 10.36852/2695-4427_2022_06.09