La cultura en general y, en concreto, la actividad desarrollada por museos, centros de arte y artistas, ha experimentado durante la última década profundos cambios en sus canales y estrategias de aproximación a la sociedad. La forma en que la transformación digital, común a toda nuestra sociedad, ha incidido en dicho sector no sólo ha permitido fortalecer la función social de los museos respecto de sus públicos, haciendo más accesible la creación artística, así como la conexión de los artistas independientes con la sociedad, sino que ha demostrado ser un elemento fundamental de cohesión social y de desarrollo cultural en época de confinamiento, aportando nuevas estrategias, canales y contenidos más sensibles y comprometidos, sostenibles, creativos, allí donde la presencialidad, imprescindible para el disfrute de la actividad cultural, se ha visto limitada.