Desde hace tres lustros la economía internacional ha experimentado varias crisis de gran calado y, en
un entorno de incertidumbre radical y malestar social creciente, han surgido algunas tendencias de
cambio en las estructuras económicas y tecnológicas que traen consigo ventajas importantes, pero
también notables contradicciones y riesgos. La descarbonización, la digitalización masiva y un viraje
en la economía global son sus principales caras, dibujando un panorama de destrucción creativa
a gran escala. En este trabajo se argumenta que para hacer frente a esas dinámicas complejas es
imprescindible avanzar hacia una renovación en profundidad del contrato social, crecientemente
erosionado desde 2008.