Abordar los sistemas complejos es una de las tareas más apremiantes del siglo XXI. Hacer frente a esta complejidad requiere profundos cambios estructurales en los sistemas sociales que constituyen la civilización moderna. El capital financiero es una de las palancas de cambio más importante en dichos sistemas y, por tanto, la manera en la que lo utilizamos determina nuestra habilidad para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.